Erase una vez un viejo que se encontró un garbanzo por la calle y llegó a una casa.
- Buena mujer, ¿Quiere que deje aquí este garbanzo y luego vendré a recogerlo?
- Bueno déjelo ahí encima del vasar.
Tenia la mujer un gallo, saltó al vasar y se comió el garbanzo; viene el viejo a recogerlo y le dice
- ¡Ay! mire usted, no le puedo dar el garbanzo porque se lo ha comido mi gallo.
- Bueno pues tiene usted que darme el gallo.
- Pues sí por un garbanzo le voy a dar el gallo, que no se lo doy.
- Que si me lo da.
Que sí, que no, que se lo tuvo que dar.
Se fue el viejo con el gallo y llegó a otra casa.
- Buena mujer, ¿Quiere que deje aquí este gallo y luego vengo a recogerlo?
- Bueno déjelo en el corral.
La mujer tenia otros animales y un borrego le dió un topetazo al gallo y lo mató. Viene el viejo a por el gallo
- ¡Ay! mire usted lo que ha pasado...
- Pues yo no me llevo el gallo muerto, me tiene que dar el borrego.
- Claro le voy a dar el borrego que vale mas que el gallo: no se lo doy.
Que sí, que no, que se lo tuvo que dar.
Llegó a otra casa con el borrego y le dijo a la mujer que si quería dejarlo allí.
- Bueno puede dejarlo en el corral.
Se puso una niña a barrer, el borrego le dió un topetazo y entonces ella le dió un porrazo y lo mató.
Llega el viejo a por el borrego.
- ¡Ay! mire usted lo que ha pasado...
- Ah pues no me llevo el borrego, tiene que darme a la niña.
- ¡Está loco! ¿¡Como le voy a dar mi niña!?, no se la doy.
- Si me la da.
Que sí, que no, que se la quitó y salió corriendo con ella. Los hermanos de la niña fueron a llamar a su padre y fueron a buscar al viejo pero no pudieron encontrarlo por ninguna parte. El viejo se disfrazó, se vistió de otra manera para que no lo conocieran e iba por los pueblos con la niña metida en un saco por las calles y las plazas. Le hacia que cantara para que le echaran dinero en el platillo.
Un día llegó a casa de los padres de la niña con el saco , estaban los hermanos y les dice
- ¿Queréis que deje aquí este saco y luego vendré a recogerlo?
- Bueno déjelo detrás de la puerta.
Cuando vino su madre se sentaron a la lumbre, y dice un niño:
- Madre yo quiero una torta.
Y dice el otro:
- Y yo otra.
Y otro:
- Y yo otra.
Y dice la del saco:
- Y yo un tortón.
- ¡Ay! parece que se oye una voz dentro del saco; a ver pedirme otra vez la torta.
Y cuando los niños piden otra vez la torta dice la del saco:
- Y a mí un tortón.
Entonces abren el saco y se encuentran con su niña. Todos se pusieron muy contentos y la escondieron en un cuarto y fueron los hermanos al campo y recogieron muchos bichos, lagartos, serpientes, lagartijas, gatos, perros, le llenaron el saco y le ataron la boca.
Viene el hombre:
- Que vengo a recoger el saco; no le habrán tocado.
- No ahí lo tiene como lo dejó.
Se va con él a la espalda y en la plaza del pueblo lo deja en el suelo y dice:
- Canta niña canta que si no te doy con la palanca.
Pero claro no cantaba; entonces otra vez:
- Canta niña, canta que si no te doy con la palanca.
Entonces enfurecido abrió el saco para pegarle a la niña y se le tiraron todos los bichos a la cara que se la llenaron de picaduras y arañazos y como pudo se fué corriendo de los bichos y de la gente.
La niña ya estaba con su familia, todos tan contentos y con la advertencia de no fiarse de la gente que llegue y no los conozcamos.
Cuando se les cuenta a los niños, les gusta cuando se repite “que me lo tiene que dar que si, que no, que se lo tuvo que dar”.
También cuando piden la torta, y a mi otra y a mi otra y a mi un tortón y cuando canta “canta niña canta que si no te doy con la palanca”.
Como les gusta que se haga mas largo también lleva un marrano y una vaca que a esta es a la que mata la niña.
Recuerdo perfectamente a mi señorita Irene de los parvulitos contando el cuento con todos los niños alrededor sentados en las sillitas. Nunca se me borrado esta imagen de la memoria.
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